jueves, 22 de octubre de 2009

El pequeño Astronauta


Recuerdo una vez cuando era un renacuajo de 7 u 8 años que una de mis tías me preguntó en plena comida familiar qué quería ser de mayor.
Yo, enfundado en mi uniforme del cole, le espeté que de mayor sería astronauta.
Recuerdo también como mi madre y mi abuela me lanzaron una de esas miradas de “este niño…” desde el otro lado de la mesa.
Sabía que eso de “ser astronauta” a mi madre y a mi abuela no les hacía la menor pizca de gracia…Yo no entendía nada.
“¿Por qué?” me preguntaba. Me encantaban las estrellas, la luna y todo aquello que significara el espacio. Incluso soñaba con que un día tendría un gran cohete espacial de última generación para poder llevar a todos mis amigos del colegio a recorrer el espacio. ¿Por qué mi familia no me tomaba en serio?

Pero no solo era cuestión de mi madre o de mi abuela. En el colegio a mi profesor,tampoco le entusiasmaba demasiado la idea de dedicarme a ese mundo... Cuando, en alguna clase, nos preguntaban cual sería nuestra profesión de mayores, tengo la sensación de que mi profesor escuchaba con mucha más atención a otros compañeros que querían ser doctores, arquitectos o abogados que a mí “el niño que quería ser astronauta”.
Es más recuerdo algún comentario del tipo: “Pero criatura… ¿qué dices? No hombre, no, tu tienes que estudiar medicina…como tu padre”
Lo dicho, por aquel entonces no entendía nada.Luego cuando fui creciendo supongo que empecé a entender que lo de ser astronauta no era tan genial como imaginaba. Muchísima ciencia, mucha matemática (que ya por aquel entonces no se me daba muy bien) pruebas dificilísimas… en efecto, parecía que no era tan fácil y estupendo. Es mucho mejor ver las estrellas desde la tierra bien acompañado…

Comprendí lo que mi madre, mi abuela y mi profesor trataban de decirme de un modo más o menos “sutil”. Que fuera lo que quisiera ser en la vida, pero que aprovechara mis cualidades para poder optar a algo diferente, inyectándome de este modo y desde la cuna esa dosis de sana ambición tan necesaria para poder evolucionar.
Muchas veces recuerdo aquellos pequeños detalles de mi padre y como hábilmente me hablaba de lo bueno que era ser doctor. Recuerdo sentarme en su regazo y escuchar historias sobre el funcionamiento del cuerpo humano o del día a día de lo bueno que era curar a la gente…
Desde siempre he sentido ese impulso de mejorar, de progresar, de perfeccionar. A veces imagino mi propia existencia como la de un largo camino en el que la meta aún no ha llegado. Siempre me veo a mi mismo corriendo una maratón llena de obstáculos, llena de barreras…A veces esas barreras se superan sin demasiado esfuerzo; otras, desaparecen como por arte de magia del asfalto y algunas de ellas se nos presentan sin previo aviso.

Creo que tener una meta en la vida es fundamental, aunque a veces el camino se bifurque o se entrelace con el de otras personas. Lo importante es llegar a alguna parte, al menos intentarlo.
Ese afán de superación, esas ganas de crecer, se lo debo en gran parte a esa persona y a mi familia que me enseñaron y me enseñan esas pequeñas y a la vez grandes lecciones de vida.
Con esto quiero decir que da igual si somos astronautas, médicos, abogados, arquitectos ó ingenieros aeronáuticos, lo importante es intentar evolucionar y progresar …


Mxs

martes, 6 de octubre de 2009

LAS CANAS


Creo que fue ayer. Si, fue ayer. Ayer volví a ver mis primeras canas…esas que cada vez se ven más.. No sé cuánto tiempo llevan ahí, pero lo que sí sé es que ayer mientras me cepillaba los dientes en el lavabo algo plateado destelló bajo las luces de mi cuarto de baño.

He ahí la mayor prueba capilar de que nos hacemos mayores, LAS CANAS.Por ser las primeras, y todavía con el cepillo y el dentífrico en mi boca, les dediqué varios minutos, y observé profundamente su aspecto...Ahí estaban... Reaccioné escupiendo rápidamente los restos de mi lavado dental para poder localizarla entre mis dedos y entonces pensé “¡Anda, cuantas canas….¿será el estrés?!” Inconscientemente achaqué su aparición al trajín de vida, pero no a la edad.Luego me di cuenta de los años que tengo y me dije a mi mismo “Si, si… ja! el estrés no, majo, ¿a quién quieres engañar?...es que ya vas teniendo unos añitos…” Es verdad, las canas pueden salir por muchos motivos, pero seamos francos, ya tocaba que hicieran su aparición en mi crisma…. ¿Acaso tendré el síndrome de Peter Pan? No, no lo creo.

Me quedé frente al espejo pensando en todo esto, en lo cerca que estoy de cumplir los 30 años, aunque tenga 27, y bueno en todo lo que ello implicaba. No es que me angustie ni mucho menos eso de cumplir años, ni me preocupa en absoluto acercarme a los 30. Casi, casi, lo que más me inquieta es ver como cumplen años mis padres, ver como se hacen cada vez más mayores y que ya tienen un hijo casi treintañero. También me vino a la mente mi abuela, con quien celebré el fin de semana pasado un precioso y emotivo 72 cumpleaños, el pensar que pronto pasara de ser una maravillosa septuagenaria a una entrañable octogenaria, me genera cierta congoja. Supongo que esta natural sensación es la que se tiene cuando uno se pone a pensar que aquellas personas a las que más quieres tarde o temprano dejarán de existir de un modo físico en tu vida.


Tras este “trascen-DENTAL” momento en el cuarto de baño, me fui directo al salón y me puse a pensar en esos momentos de mi vida vividos con toda esa gente que me importa, y lo que de verdad queda son los recuerdos vividos en todos los años.

Creo que el paso de los 20 ó de los 30 son etapas diferentes en tu vida, y creo que ahora que me estoy acercando a la treintena puedo decir que “Me siento mucho más seguro, y más feliz conmigo mismo….” Aunque he de reconocer que todo eso te lo debo a ti.

Este fin de semana hemos dilucidado sobre el paso del tiempo en las diferentes personas que nos rodean, y hemos visto ejemplos claros de vida en los que nos hemos fijado y hemos comentado.Por poner un ejemplo, tuvimos un fin de semana de esos que hacen historia… vaya fiesta de cumpleaños¡¡¡ En ella había gente rondando la treintena cercana a ti, con la que habias convivido en diferentes etapas de tu vida, que por cierto tengo que dar las gracias a todas esas personas que me han acogido con los brazos abiertos ,haciéndome sentir uno más junto a todos vosotros, ¡gracias!.
Pudimos comprobar las diferentes conversaciones de unas y otras … mientras unos hablaban sobre sus hijos, trabajo, niños…conversaciones de esas de “mayores”, otros nos dedicamos a hablar sobre nuestros viajes, salidas nocturnas y fiestas…Como nos cambia la vida¡

Tengo la ocasión de decir que nuestro viaje ha sido por lo menos especial, no sólo por los momentos vividos sino por todo lo acontecido en él, si pudiera detener el tiempo, me quedaría mirando ese horizonte que miramos juntos, y volvería a pedirle ese deseo que le pedí, gracias por hacer de esta ilusión de viaje juntos una realidad mágica.

Por todo ello, me dije que no es el paso del tiempo, ni los años sino el como lo lleves y sobretodo como estés por dentro, ya que puedes tener 20, 30 ó 40 pero sobretodo estar cargado de felicidad, yo lo estoy, pudiendo decir que no hay cosa que más me guste ahora que verme esas canas, te propongo una cosa quiero seguir viéndolas juntos, porque no hay cosa más bonita que envecejer junto a alguien a quien quieres, así que ¡¡¡BIENVENIDAS!!! .