martes, 23 de noviembre de 2010

Defectos

Uno de mis grandes y tantos defectos es que soy “muy sentido”, como diría mi madre. Es decir, me suelen afectar muchísimo las cosas, en lo que respectan al plano emocional, y suelo tener una poco conveniente tendencia al dramatismo. Además, con los años, creo que se ha acrecentado ese sufrimiento exagerado que tengo cuando noto que no soy muy querido ó que no agrado a los demás lo suficiente.

Es triste reconocerlo, pero sé que en mi trabajo soy una de las personas menos queridas. Es como si notara ese resentimiento día tras día, minuto a minuto.

He de remontarme años atrás, cuando llegué a mi puesto de trabajo, no entré con buen pie. Mi puesto era en parte codiciado por muchas personas de la sección que vieron frustradas sus aspiraciones de ascenso, de movilidad, de viajes… con mi llegada. Recuerdo ahora aquellos primeros días, en donde todas las miradas se dirigían a mí, con cierta incredulidad “¿este niñato viene aquí? Bueno, no estará mucho tiempo..” ,pero ese tiempo se ha convertido ya en bastante... Desde el minuto cero, sin yo tan siquiera saberlo, se formó ante mí un tejido acuoso de deseos fracasados y recelos de oficina.

Mi trabajo se dirige a un público muy concreto y un sector que consiste sobretodo en mejorar la formación de las personas y la movilidad internacional, de ahí los recelos de viajes...

Podríamos decir que mi figura laboral y yo, nos encontramos en una zona intermedia, en una especie de incómodo limbo jerárquico, en donde la base de la pirámide no le gusto y la cúspide aún no me acepta, porque me voy a ir. En ese escalón intermedio soy el enemigo para los de abajo y el último mono para los de arriba. Estoy solo y me siento solo. A veces, deseo salir corriendo … es en esos momentos cuando me siento peor y me vengo al suelo pensando en que a nadie le gusto, a nadie le caigo bien y nadie quiere estar a mi lado.

Atravieso períodos de absoluto desprecio por esa gente, y me convierto en alguien frío, distante y la soberbia se apodera de mí. Quizá sea mi mecanismo de defensa o tal vez no, pero a veces no me queda otra que optar por esa actitud. Y he de decir que en algunas circunstancias no me ha venido del todo mal.

Después en según qué momentos intento mostrarme cercano, amable y cordial, pero entonces no me siento correspondido y vuelvo a mi posición inicial cual estatua de hielo.

Este trabajo me produce muchas satisfacciones. Siento que crezco mucho, pero a la vez me somete a períodos personales muy desagradables y me hace sentirme pequeño, pequeñísimo.

Esta mañana mientras desayunaba, hoy sólo ,en la cafetería cercana a la oficina he mirado al resto de la gente que había allí, he levantado la vista de mi taza de café y me he dado cuenta que era triste estar con tanta gente y al mismo tiempo tan solo. He echado mucho de menos esos años de estudiante en los que desayunábamos todos juntos y con otra posición… he suspirado un poco y me he reconfortado pensado en la vida que tengo, en que me quieres y que en un futuro comenzaremos otros planes.

El mundo se ha hecho un poquito más grande y he vuelto a recobrar la sonrisa.

Mxs